Integracion y cohesion social

La integración es un proceso social que atañe a la incorporación de grupos de personas —como minorías o recién llegados— a una sociedad. La integración de los migrantes es el proceso mediante el cual los migrantes pasan a formar parte de una nueva comunidad en su país de residencia. Sin embargo, el término “integración de migrantes” ha sido definido de diversas maneras en distintos países (Pennix, 2003).

En el programa EMM2.0, la integración de los migrantes se entenderá como:

Las políticas que promueven la integración de los migrantes resultan importantes por tres razones fundamentales. En primer lugar, abordan la necesidad de gestionar la presencia de los migrantes que ya residen en el país tanto de forma permanente como temporal. Los migrantes que ya se encuentran en el país tienen necesidades que deben ser atendidas y derechos fundamentales que cabe respetar, proteger y hacer efectivos. Sus esfuerzos por encontrar trabajo y participar en la sociedad pueden verse comprometidos si no se brinda apoyo en relación con el acceso al mercado laboral, los sistemas de atención de la salud y la educación, o el aprendizaje del idioma.

En segundo lugar, las intervenciones que tienen por objeto promover la integración, la inclusión y la cohesión social benefician tanto a las sociedades receptoras como a los migrantes. En cuanto a los migrantes se refiere, la asistencia para establecerse en el nuevo país y participar en las instituciones y en la vida social y cultural sin discriminación alguna les permite alcanzar los objetivos que les motivaron a desplazarse. Es posible que estas aspiraciones guarden relación con la educación o con el deseo de encontrar un empleo, desarrollar un sentimiento de seguridad o encontrar una vida mejor. En lo que respecta a las sociedades, los beneficios son numerosos. Los migrantes que se integran plenamente desde el punto de vista social no solo pagan impuestos, sino que, como se reconoce en el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular (objetivo 16), se encuentran en mejores condiciones para hacer realidad su potencial y convertirse en miembros productivos de la sociedad, mediante el empleo de su capital humano y cultural para mejorar la innovación y contribuir a la prosperidad (véanse más ejemplos de beneficios en, por ejemplo, OIM, 2019a, capítulo 4; OIM, 2021a).

En tercer lugar, el hecho de no prestar apoyo para la incorporación de los migrantes en la sociedad puede tener consecuencias negativas, a saber:

• Si se encuentran en situación de desempleo, los migrantes y sus familias pueden convertirse en una carga para el Estado y no estarán en condiciones de contribuir en la medida en que les permite su potencial, una circunstancia que representa un perjuicio para el Estado.
• Cuando no se ofrecen a los migrantes las mismas oportunidades que a los nacionales para acceder a los sistemas de salud, educación, protección social, trabajo y justicia se les excluye y expone a una mayor vulnerabilidad. Si esta realidad se convierte en sistemática, puede exacerbar el riesgo de marginación, por ejemplo, haciendo que los migrantes se vean abocados a una situación de pobreza intergeneracional y de desventaja general.
• Cuando los recursos son limitados y se tiene la percepción de que los migrantes reciben más apoyo que la población local, pueden surgir tensiones sociales y hostilidad hacia los migrantes.
• Si los discursos contrarios a la migración circulan libremente y las actitudes y los actos xenófobos no se penalizan lo suficiente, es posible que se genere polarización o se exacerbe la ya existente. Ello puede incrementar las tensiones sociales e intensificar aún más la discriminación y las desigualdades que puedan existir.
• Cuando las políticas no son capaces de evitar la exclusión — y, en última instancia, contribuyen a ella—, se pueden generar conflictos reales y malestar social.

La promoción de la integración requiere la adopción de medidas proactivas que aborden las necesidades y los intereses de los migrantes y las sociedades. Si el proceso de integración no se inicia de manera temprana y no se brinda apoyo a todos los interlocutores implicados, aumentará  tanto el riesgo de desvinculación como el de exclusión. Los migrantes que se sienten preocupados por la falta de apoyo para ellos y sus familias están menos motivados y su capacidad de invertir en su integración es menor. Si el entorno se muestra hostil hacia los forasteros, los migrantes pueden encontrar consuelo y aumentar su resiliencia refugiándose en sus redes culturales y tradiciones (Van der Veer y Tolsma, 2014; McAuliffe, Kitimbo y Khadria, 2019, pág. 168). Al mismo tiempo, las políticas que no tienen en cuenta las necesidades de las sociedades receptoras corren el riesgo no solo de que estas se desvinculen, sino de alentar el rechazo en lugar de la necesaria apertura hacia los recién llegados.

La creación de sociedades inclusivas y cohesionadas no es algo que se pueda conseguir aplicando medidas rápidas. El proceso de brindar apoyo para la integración de los migrantes es complejo, ya que actualmente dichos migrantes proceden de una mayor variedad de lugares y las razones que motivan sus desplazamientos son más diversas. Por tanto, adecuar las instituciones y las sociedades a esta gran diversidad constituye un importante desafío y requerirá la adopción de medidas a largo plazo, así como un nivel de resiliencia adecuado que permita aprender mediante el método de ensayo y error (Gallagher, 2018).

Esta situación no solo supone un problema para los países de destino muy desarrollados, puesto que gran parte de la migración se produce entre países vecinos y en el hemisferio sur (como parte de los movimientos sur-sur) (OIM, 2019a) y, por tanto, estos países también han de enfrentar desafíos relacionados con la integración.

En general, los indicadores relativos a la integración abarcan diversas esferas fundamentales —como la integración social, cultural, económica y política—, y las principales fuentes de datos conexas se sitúan a nivel nacional. Los principales instrumentos empleados para la recopilación de datos sobre la integración son los censos y las encuestas de hogares, en particular las encuestas sobre la fuerza laboral y las encuestas sobre las condiciones de vida que se centran en temas como las tasas de empleo, los salarios o los ingresos, la ocupación, la tasa de actividad, o las cualificaciones. Las encuestas especializadas sobre la migración también pueden facilitar datos de carácter informativo sobre la educación —como el nivel educativo más alto alcanzado o la tasa de abandono escolar—; la vivienda —como la propiedad de bienes, el sobrecosto de la vivienda o la segregación residencial en función de la situación socioeconómica—; y la inclusión y exclusión social y cultural —como la participación en organizaciones y eventos sociales y culturales a nivel local —, entre otros temas. Las encuestas de opinión pública ayudan asimismo a comprender las actitudes de las comunidades receptoras hacia la migración, mientras que las encuestas que se administran a las poblaciones migrantes también resultan útiles con el fin de conocer sus experiencias en la vida cotidiana.

Habida cuenta del importante papel que desempeñan las ciudades en la acogida e integración de los migrantes, la recopilación y comparación de este tipo de datos a nivel subnacional pueden ser una fuente prolífica de información.

Entre las fuentes que pueden resultar útiles para orientar la formulación de políticas de integración de los migrantes a nivel internacional se encuentran las siguientes:

• El Portal de Datos sobre Migración del Centro de Análisis de Datos Mundiales sobre Migración de la OIM, que ofrece recursos relacionados con la integración de los migrantes. Dichos recursos proporcionan una visión general de las principales fuentes de datos sobre la integración, así como de sus ventajas y limitaciones.
• El informe de 2018 titulado  Settling In 2018: Indicators of Immigrant Integration elaborado por la OCDE y la Unión Europea. Este informe presenta las conclusiones de una exhaustiva comparación de los resultados en materia de integración de los migrantes y sus hijos llevada a cabo a nivel internacional. Asimismo, utiliza 74 indicadores relacionados con el mercado laboral y las competencias, las condiciones de vida, la participación en la sociedad civil y la integración social.
• El Centre on Migration, Policy and Society (COMPAS), que realiza investigaciones centradas en las políticas relativas a diferentes ámbitos de la migración, incluido el nexo entre migración e integración.
• El National Center on Immigrant Integration Policy del Instituto de Política Migratoria, una plataforma con sede en los Estados Unidos de América que lleva a cabo proyectos sobre políticas de integración, incluidas investigaciones y análisis de políticas.
• El Índice de Políticas de Integración de Inmigrantes (MIPEX), una herramienta que permite valorar las políticas de integración de los migrantes en los Estados miembros de la Unión Europea, así como en otros países. Este índice no trata de evaluar los efectos de las políticas de integración, sino los marcos jurídicos y normativos en materia de integración de los distintos países.
• El Índice de Ciudades Interculturales, desarrollado por el Consejo de Europa, que tiene por objeto evaluar los progresos que las administraciones locales realizan en pos de la incorporación de un enfoque intercultural en la gobernanza pública y su desempeño.

Los indicadores deben examinarse teniendo debidamente en cuenta el contexto en el que se crearon y es probable que reflejen una comprensión particular de lo que constituye una “buena integración”. Por ejemplo, el MIPEX y los indicadores de la OCDE que figuran en el informe titulado Settling In 2018: Indicators of Immigrant Integration se concibieron en el contexto de los países de destino tradicionales. Por consiguiente, es posible que no se puedan aplicar directamente en los nuevos países de destino (Bauloz, Vathi y Acosta, 2019).

Véase más información sobre Datos, investigación y análisis para la formulación de políticas.

No existen instrumentos internacionales vinculantes que guarden una relación específica con la integración de los migrantes. Desde el punto de vista jurídico, tampoco existe el derecho ni el deber de integrar a los migrantes en virtud del derecho internacional (OIM, 2019b). Sin embargo, la integración implica derechos y obligaciones, es decir, los migrantes tienen los mismos derechos fundamentales y están sujetos a las mismas obligaciones y deberes jurídicos que los nacionales del país en que viven. Por tal motivo, la obligación de los Estados de atender los derechos fundamentales, por ejemplo, a la educación, la salud, una vivienda adecuada o la vida familiar, debe abarcar a los migrantes que hayan sido admitidos en el país. En la práctica, esta obligación permite y favorece la integración de los migrantes y la cohesión social.

Además, el marco de derechos humanos se atiene al principio de no discriminación, que todos los Estados han de aplicar independientemente de que hayan ratificado las convenciones pertinentes. Este principio establece que todas las personas tienen derecho a los derechos humanos sin distinción alguna por motivos de raza, sexo, idioma o religión. Esto incluye a todos los migrantes, sea cual sea su situación jurídica. Dicho principio es fundamental para la integración, ya que los migrantes son más vulnerables a la discriminación (véase más información sobre el principio de no discriminación en el capítulo Derechos humanos de los migrantes: panorama general).

Son varios los instrumentos internacionales y regionales que tratan de proteger específicamente los derechos económicos, sociales y culturales de los migrantes, que a su vez son todos ellos relevantes para la integración. Además de los que se enumeran más adelante, existen otros instrumentos internacionales que cuentan con disposiciones relacionadas con la integración en el sentido de que protegen el derecho a un nivel de vida adecuado; a una vivienda apropiada; a la salud; a la educación; a la seguridad social y al bienestar; y a la igualdad de trato y a igual reconocimiento ante la ley y la justicia. 

Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible

El elemento esencial de la Agenda 2030 es el compromiso de “no dejar a nadie atrás”, entre otras cosas, mediante la implementación de iniciativas encaminadas a luchar contra la discriminación y promover la igualdad. Un enfoque de este tipo resulta especialmente pertinente para los migrantes, quienes a menudo se encuentran en una situación de desventaja y han de superar determinados obstáculos para acceder a los servicios, disfrutar de sus derechos y participar de forma significativa en las sociedades en que viven. Así pues, la Agenda 2030 puede favorecer de manera eficaz el proceso global de integración. Asimismo, determinados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) abordan aspectos concretos de la integración.

La integración, al igual que otros aspectos de la migración, se considera un asunto de carácter interno. Sin embargo, la integración de los migrantes ocupa un lugar destacado en diversos mecanismos de consulta interestatales: