Varios países han probado diferentes enfoques para gestionar la integración de los migrantes y sus perspectivas se han conceptualizado de diferentes maneras. En la práctica, es posible que los países modifiquen sus políticas y enfoques a lo largo del tiempo, en respuesta a su contexto sociopolítico vigente.
Entre las dinámicas que han influido en el pensamiento reciente en torno a la integración, cabe destacar tres (Appave y David, 2017), a saber:
- Aumento sustancial de la diversidad. Si bien es un mito afirmar que las sociedades eran homogéneas antes de que tuviera lugar la migración, parecería más plausible suponer que los migrantes asumirán la identidad nacional local en aquellas situaciones en que la proporción de migrantes sea baja. Durante las últimas décadas, el número de personas que migran ha aumentado y lo hacen por razones más complejas que trascienden el mero ámbito del empleo. En los países de la OCDE, el mayor número de inmigrantes procede a su vez de un abanico más amplio de países de origen (OCDE, 2020b). Esta circunstancia genera múltiples y muy variados puntos de partida para abordar la integración que requieren que las políticas tomen en consideración una diversidad más compleja y contemplen la adopción de nuevos enfoques.
- Influencia del marco de derechos humanos. Las políticas de integración de los países también muestran una mayor sensibilidad hacia los derechos humanos, sobre todo tras adherirse al Pacto de Derechos Civiles y Políticos y al Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales desde mediados de la década de 1960. La demostración de un mayor respeto por las diferencias culturales y religiosas está estrechamente vinculado con la prohibición de la discriminación por dichos motivos.
- Mayor conectividad. Los avances tecnológicos en los ámbitos del transporte y las comunicaciones han ofrecido posibilidades sin precedentes para que las personas estén conectadas en todo el mundo. Este hecho obliga a replantearse la experiencia de asentamiento e inmersión de los migrantes en las sociedades receptoras, ya que pueden mantener los lazos culturales con sus otros hogares. Por lo tanto, es menos probable o razonable pretender que los migrantes asuman como propia la cultura de la sociedad receptora. Lo más frecuente es que los migrantes desarrollen identidades plurales que mantengan sólidos vínculos con todos sus hogares.
Entre los factores que han influido en los discursos y las políticas relativos a los migrantes se encuentra el resurgimiento del nacionalismo y el populismo en varios países (véase, por ejemplo, Kaufmann, 2017). La pandemia ocasionada por la COVID-19 ha exigido un replanteamiento de las políticas de integración de los migrantes. Como ya se ha comentado en la sección sobre Integración de los migrantes en tiempos de pandemia: enseñanzas de la COVID-19, las cuestiones relativas a la salud pública han tenido que combinarse con las percepciones de la sociedad en general a fin de buscar un equilibrio, pues estas últimas a menudo se han visto condicionadas por el temor a que los migrantes transmitieran el virus.