En las situaciones de crisis, la provisión de un albergue y el suministro de artículos no alimentarios ofrece a la población afectada seguridad y protección contra los elementos, los riesgos sanitarios y otros factores que podrían aumentar sus vulnerabilidades (OIM, 2018c). Los albergues –definidos como un espacio vital cubierto y habitable– tienen por objeto salvaguardar la salud, seguridad, privacidad y dignidad de las personas que se encuentren en su interior.
La asistencia relacionada con el albergue debería centrarse en las personas y tener en cuenta el contexto, procurando crear las condiciones para que las personas puedan construir y mejorar sus alojamientos. Ya sea que el entorno sea un campamento, un alojamiento alquilado o una comunidad de acogida, los albergues deben estar situados en lugares de asentamiento seguros, con suficiente espacio y acceso a los servicios esenciales y a medios de subsistencia para todos los miembros de la comunidad. Esto significa también mitigar el miedo al desalojo (véase más información sobre la restitución de las viviendas, las tierras y el patrimonio). Además, todas las intervenciones deberían basarse en una consulta activa con las poblaciones afectadas, y tener en cuenta las dimensiones de género (véase más información en la sección sobre las situaciones de crisis y posteriores a una crisis).
En la selección, construcción, gestión y clausura de los lugares de albergue, es fundamental definir las consideraciones ambientales pertinentes (normas del proyecto Esfera). Para ello, los actores humanitarios pueden utilizar una variedad de herramientas, tales como: las evaluaciones del impacto ambiental programáticas o sectoriales; las consideraciones con respecto al modo de proporcionar la asistencia en la zona afectada (por ejemplo, el impacto ambiental del transporte); las consideraciones referentes a la adquisición de los materiales de construcción (local o no local); y las consideraciones sobre el impacto ambiental de las actividades de subsistencia vinculadas a la provisión de un albergue (Grupo Temático Mundial sobre Albergue, 2019). Además, las consideraciones relativas a la reducción del riesgo de desastres al seleccionar los lugares de albergue –por ejemplo, el hecho de emplear materiales resistentes a los desastres y de evitar las zonas propensas a los desastres– son cruciales para prevenir nuevos desplazamientos (véase más información al respecto en el capítulo Migración, medio ambiente y cambio climático).