Las violaciones manifiestas de los derechos humanos son un elemento común de los conflictos contemporáneos y, con frecuencia, una causa directa del desplazamiento. Los derechos humanos pueden vulnerarse de distintas formas, por ejemplo por la migración forzosa, la violencia contra la integridad física o mental de los civiles, la privación de los derechos sobre la tierra u otras propiedades, y la lesión de los derechos comunitarios o religiosos.
La consolidación de la paz, la recuperación después de un conflicto y la estabilización de las comunidades afectadas dependen en gran medida del modo en que la sociedad responde a las numerosas reclamaciones de las víctimas por las violaciones de los derechos humanos en el pasado. Sin una reparación, la experiencia de la injusticia perpetúa el resentimiento y las vulnerabilidades de los supervivientes, genera nuevas tensiones y puede incluso desencadenar nuevos ciclos de violencia y desplazamiento.
La justicia de transición es un concepto asociado con los Estados que salen de un conflicto y sus respuestas oficiales a las reclamaciones referentes al periodo de violencia generalizada. Comprende un conjunto de medidas y procesos encaminados a responder al legado de crímenes masivos mediante la rendición de cuentas y la justicia y a lograr la reconciliación (Naciones Unidas, 2004). Esas medidas pueden ser juicios penales, reparaciones a las víctimas, mecanismos de esclarecimiento de la verdad (comisiones de la verdad, comisiones de indagación, u otros) y reformas institucionales aplicadas con el propósito de garantizar la no repetición de las violaciones de los derechos humanos (como la investigación de los antecedentes de los funcionarios estatales, el fortalecimiento de la independencia del poder judicial y el control civil de las fuerzas armadas).