Una de las soluciones duraderas para resolver las situaciones de desplazamiento es el reasentamiento en un tercer país (véase la sección Soluciones al desplazamiento). Dado que el reasentamiento se limita a menos del 1% del total de los refugiados reconocidos a nivel mundial, los Estados podrían considerar la posibilidad de ampliar las vías complementarias seguras y reguladas para las poblaciones desplazadas. Estas vías no sustituyen la protección otorgada por el derecho internacional, sino que representan un enfoque progresivo que busca mejorar el disfrute de los derechos mientras se atienden las necesidades de protección.

Las vías complementarias son muy diversas. Los migrantes pueden ser admitidos en los países receptores en el marco de diferentes programas, como los de visado humanitario, reunificación familiar, patrocinio privado y educación (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), 2019). Además de estos programas, se está explorando en medida creciente el uso de la movilidad laboral, como opción adicional para los migrantes obligados a abandonar su país de origen, que necesitan protección internacional o que están en situaciones vulnerables.

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OIM, 2014.

La facilitación del acceso de los migrantes a los mercados laborales locales puede reducir su dependencia de la ayuda humanitaria y, al mismo tiempo, desarrollar las economías y los mercados locales tanto de las comunidades o países receptores como de terceros países, aprovechando los nuevos recursos laborales disponibles y la creciente demanda. Los sistemas de patrocinio pueden ayudar a los migrantes a evitar la entrada y el trabajo irregulares, abriendo una vía de paso segura y regular y ofreciendo oportunidades tangibles, especialmente para los refugiados altamente calificados.

Estos programas de movilidad laboral requieren un seguimiento adecuado de la selección. Con el aumento de estos sistemas de movilidad segura y legal, se requerirán mecanismos que velen por que no se privilegie a las personas con competencias, contactos personales u otras redes de apoyo, en desmedro de los más vulnerables. Es cierto que las condiciones de acceso al mercado laboral que rigen para los refugiados y otras personas obligadas a desplazarse son establecidas por los países de destino y, en consecuencia, no están sujetas a normas internacionales vinculantes. Pero en los últimos tiempos se observa la emergencia de normas de política multilaterales, como el pacto mundial sobre los refugiados y los Principios rectores de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que propugnan la distribución equitativa de las responsabilidades y recomiendan que los países de ingresos altos acepten a un mayor número de refugiados en calidad de trabajadores migrantes.

Buenas Prácticas
Programas de patrocinio de refugiados

En los últimos años han proliferado los programas de patrocinio privado o comunitario de refugiados, por ejemplo en el Canadá, Australia y Nueva Zelandia. Aunque la escala de los programas varía –de algunos cientos a algunos miles de beneficiarios–, la idea general es la misma: reconocer y ofrecer patrocinios de trabajo a los refugiados cualificados. Los patrocinadores no son solo organizaciones, sino también ciudadanos privados y residentes permanentes, a menudo representantes de empleadores y de grupos confesionales o culturales, que ofrecen a los refugiados patrocinados un apoyo financiero y una ayuda para el asentamiento que son adicionales a los programas de asistencia gubernamental. Los refugiados que satisfacen los criterios pertinentes y tienen el patrocinio de una comunidad aprobada pueden terminar obteniendo el permiso de residencia permanente.

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