Protección social y seguro de enfermedad

Los migrantes representan una parte importante de las personas que viven sin acceso a la seguridad social, y sin acceso a la protección social, a la justicia y los mecanismos de denuncia, o a los seguros de enfermedad. Esto se debe en parte a la imposibilidad de adquirir los mismos derechos que los nacionales o los residentes, especialmente si están en situación irregular o si trabajan en un sector informal (ONU-Mujeres, 2017c). Cuando los migrantes tienen esos derechos, es frecuente que no sepan cómo acceder a ellos o cómo ejercerlos. Esto afecta de manera desproporcionada a las mujeres migrantes, que tienen menos probabilidades de tener acceso a información y pueden estar más aisladas que los hombres.

Cuando la situación migratoria de una mujer está vinculada a la de su esposo, puede verse limitado también su acceso independiente a la justicia. Hay muchos escenarios en que los migrantes en situaciones precarias no tienen acceso a la justicia por razones relacionadas con el género. La restricción puede ser de carácter físico, si los migrantes no tienen contacto con ninguna persona ajena al entorno en que se les explota o se abusa de ellos (una situación común para los trabajadores domésticos que viven y trabajan en casas privadas). Esta situación se da también cuando las autoridades contribuyen a perpetuar la explotación o el abuso, como en el caso de las personas LGBTI que sufren discriminación o abuso en países que no aceptan fácilmente las relaciones homosexuales. Asimismo, debido a la baja capacidad de respuesta a las cuestiones de género de las embajadas, consulados u otros centros de apoyo e información, las respuestas a las denuncias de distintos grupos de género son muy diferentes.

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Fuente

IOM, 2012.

Further, domestic and care work – a sector dominated largely by female migrant workers, as discussed in Gendered sectors above – commonly does not provide access to social protection or health insurance. This is primarily due to  weak social protection in many countries. In turn, home-based and long-term personal care, particularly for older persons, is becoming a major component of modern health systems. In providing care for these individuals, female migrant workers are playing an increasingly significant role in the health systems of countries of destination, but this benefit is not reflected in the response to their health and social protection needs (World Health Organization [WHO], 2017).

In relation to maternity and parental benefits, many countries continue to restrict the employment of pregnant migrants, requiring them to return home. When pregnancy is permitted, maternity rights can be more restrictive for migrants than residents or nationals (see Family and migration). Limited access to other social protection benefits can also disproportionately affect female migrant workers, particularly those with children who may have higher requirements for health care (for themselves through maternity or for their children), for child support and for sick leave (Hennebry, Williams and Walton-Roberts, 2016).

Policy Approaches
Supporting gender-balanced social protection
  • Increase the capacity of embassies and consulates to be able to provide gender-responsive support and responses to complaints.
  • Encourage the provision of social protection and health insurance for migrants working in informal sectors.
  • Ensure migrants’ independent access to justice rather than linking it to the status of their partners.
  • Establish rules around parental leave that encourage a balanced division of care responsibilities between parents, for instance by providing incentive for both parents to take leave or establishing specific entitlements for each parent.
  • Provide flexibility in the parental leave arrangements to accommodate for situations where one parent cannot interrupt work completely at a specific time. For example, provide extra parental leave time for couples and/or ensure that parental leave is well paid.
Acceso a servicios de atención de salud y otros servicios

Los migrantes tienen que superar múltiples barreras para acceder a la atención de salud, muchas de ellas condicionadas por el género. Cuando los profesionales de la salud discriminan a los migrantes, esa discriminación puede tener un elemento de género. La discriminación contra las mujeres migrantes puede manifestarse en un acceso restringido a la anticoncepción y a la interrupción del embarazo, o en la no atención de las trabajadoras sexuales que buscan asistencia sanitaria para prevenir la propagación de infecciones de transmisión sexual (ONU-Mujeres, 2017b). Los migrantes LGBTI pueden sufrir una discriminación adicional que se traduzca en la imposibilidad de acceder a los servicios de salud. La combinación de todos estos factores tiene consecuencias graves: los migrantes pueden verse denegado el acceso a servicios de prevención esenciales, a la asistencia continuada durante el embarazo, a la atención de urgencia en caso de complicación del parto, y a la atención de las necesidades relacionadas con la violencia de género, la salud mental, la fase de transición de las personas que se identifican como transgénero y otras afecciones médicas, como la infección por el VIH y el sida.

El acceso a los sistemas de atención de salud puede estar restringido también sobre la base de la situación migratoria y laboral. Los migrantes en situación irregular pueden no tener acceso a esos sistemas, así como las personas que trabajan en el sector informal no tienen habitualmente acceso a los sistemas disponibles para los otros tipos de trabajadores. Estas barreras repercuten desproporcionadamente en las mujeres migrantes, que tienen necesidades más específicas en relación con la salud sexual y reproductiva. Privadas del acceso a la atención de salud, estas mujeres quedan abocadas a tener que afrontar los problemas por sí solas, ya sea en dispensarios no regulados o mediante el intercambio de información (ONU-Mujeres, 2017c). Por su parte, los migrantes varones están más expuestos a sufrir lesiones profesionales, debido a que tienen más probabilidades que las mujeres de trabajar en la manufactura pesada, en lugares subterráneos o a grandes alturas.

Policy Approaches
Establishing firewalls

Establish “firewalls” that separate immigration enforcement from access to public services, especially health services. This improves the ability of women migrants to access such services without fear of arrest or deportation.

Fuente

United Nations Secretary-General, 2017.

When access to health care is negotiated through employers, it is particularly challenging for female migrant workers with male employers and supervisors acting as intermediaries (Hennebry, Williams and Walton-Roberts, 2016). Limited research has been undertaken on the effects of gender on access to health care; however, it shows that health care may be denied based on the faulty perception that migrants will not be able to pay for the expenses. This question of access affects female as well as male migrants (Lee et al., 2014). Information is important, too. Not knowing about payment options, how to obtain affordable health care or how to access insurance are problems likely to impact male and female migrants alike.

Accessing mental health care is still a challenge in many countries. The mental health-care requirements for migrants should not be overlooked, whether this involves men experiencing violence and abuse in particularly male-dominated sectors or dealing with heightened expectations to provide for their families, or women working in isolated sectors or dealing with separation issues. Access to mental health, however, is complicated. Isolation and lack of social inclusion can have a negative impact on mental health, which can then act as a barrier to accessing the needed services, making the problem worse (World Health Organization [WHO], 2018). In addition, stigma around mental health issues among men and boys can further restrict them from seeking services (see Health and migration).

Good Practice
Philippine Migrant Health Network

The Philippines Department of Health (DOH), in collaboration with IOM, established the multi-stakeholder Philippine Migrant Health Network (PMHN) in 2013 to increase access to quality health services for migrant workers overseas and to strengthen the regulatory measures for health services. They have increasingly focused on gender issues, including the rights of domestic workers.

Every year the network gathers government officials, academics, international organizations, non-governmental organizations, civil society organizations, migrant associations and the private sector to discuss migrant health in the country. The results of such discussions laid the foundation for the development and implementation of policies and programmes surrounding the topic of migrant health in the country.

Fuente

World Health Organization (WHO), 2017.

Retorno y reintegración

Las experiencias migratorias que están condicionadas por el género influyen también en el retorno de las mujeres y los hombres migrantes a sus países de origen. Por ejemplo, en el caso de los migrantes del sector informal, el retorno puede ser necesario debido a su aplicación coercitiva, al miedo a la detención o a las condiciones de explotación y falta de protección. Esta situación afecta de manera desproporcionada a las trabajadoras migrantes, si hay factores que restringen su acceso a la migración regular para el trabajo en los sectores formales. En las situaciones de desplazamiento, el retorno puede estar determinado por nociones de seguridad relacionadas con el género, y por la medida en que el objetivo del retorno sea la reconstrucción o el reasentamiento.

El retorno y la reintegración de los migrantes puede alterar y trastornar los equilibrios de género en las comunidades de origen, especialmente cuando las normas de género han cambiado a raíz de la migración y, por ejemplo, los hombres asumen mayores responsabilidades como cuidadores de la familia, o las mujeres asumen un mayor control de los recursos económicos (ONU-Mujeres, 2017b). Esta nueva realidad puede entrañar problemas físicos o psíquicos, así como un aumento de la estigmatización (Brunovskis y Surtees, 2013).

Para la reintegración de estas personas se necesitan también un conjunto diferenciado de servicios y un apoyo especial que a menudo no existen (véase el capítulo Retorno y reintegración de migrantes). Los servicios que responden a los elementos de género de la migración pueden aumentar la reintegración sostenible. También es importante elaborar estrategias para llegar a estas personas, y convencer a los migrantes que retornan de que es aceptable pedir apoyo para superar las experiencias migratorias negativas o de explotación. Los hombres y los niños varones son particularmente reacios a notificar esos incidentes, debido a la amenaza percibida del estigma, el fracaso o la debilidad (Centro de Capacitación de ONU-Mujeres, 2017).

Policy Approaches
Gender-responsive support for returning migrants
  • Ensure that reintegration services are gender responsive based on the specific circumstances under which female, male and non-binary migrants return.
  • Provide skills assessment for returning workers in order to achieve successful reintegration with maximized use of new skills. Ensure that all gender groups benefit and participate meaningfully.
  • Offer gender-responsive reintegration services and livelihood trainings. For instance, provide returning migrant women with seed capital to start new business ventures, helping them to realize that there is life after migration.
  • Provide psychosocial and counselling services not only to women but also to members of other gender groups who may be more reluctant to report negative or exploitative migration experiences due to the fear of stigma.
Mensajes clave
  • Las mujeres y niñas migrantes suelen tener necesidades de protección social y atención de salud específicas de su género (como las relacionadas con la salud sexual y reproductiva) y una mayor carga de cuidado de otras personas. Sin embargo, tienen más probabilidades que los hombres de ser excluidas de los seguros y de la protección social, ya sea porque no trabajan o porque lo hacen en sectores que no ofrecen prestaciones oficiales.
  • El tipo de movimiento, el idioma, la discriminación y las percepciones pueden crear distintas barreras al acceso a los servicios según el género.
  • Los migrantes afrontan muchos problemas relacionados estructuralmente con el género cuando intentan acceder a los servicios tras el retorno a sus países de origen. Entre ellos figuran la necesidad de superar los traumas típicos de cada género sufridos durante la migración y el deseo de reconocimiento de las competencias adquiridas en el extranjero, particularmente en los sectores de trabajo feminizados.