La política migratoria tiene que conseguir la implicación de la amplia gama de responsables de la formulación de políticas que se ocupan de sus distintos aspectos. Esto se refiere tanto a la elaboración de la estrategia como a la formulación y aplicación de las diferentes políticas.
No existe una estructura orgánica ideal para gestionar la migración —un enfoque que se aplique a todos los casos—, pero hay algunos arreglos que son óptimos. Cada Estado tendrá diferentes objetivos y prioridades con respecto a la migración y precisará una estructura orgánica adecuada a sus necesidades particulares. También las cuestiones básicas de los recursos y la capacidad en relación con las políticas diferirán marcadamente; pero, dicho esto, la fragmentación y la disfunción en la elaboración de políticas son características incluso de los Estados que disponen de amplios recursos.
Algunos Estados tienen un organismo o ministerio principal a cargo de la migración, con coordinadores en los otros ministerios que se consideran partes interesadas en la política migratoria. Otro enfoque de la estructura consiste en separar la sección de las políticas de la sección operacional, en cuyo caso la política es dirigida desde un ministerio pero implementada por otro organismo. Por ejemplo, en Suecia el Ministerio de Justicia dirige el desarrollo de la política migratoria, pero es la Dirección General de Migraciones, en su calidad de órgano operacional, la que examina las solicitudes de las personas que desean vivir en Suecia, visitar el país, recibir protección contra la persecución u obtener la ciudadanía sueca. En algunos Estados, la política migratoria está más vinculada al ministerio de relaciones exteriores, porque la atención se centra principalmente en los nacionales que parten al extranjero. En otros, en que el aspecto que más interesa es la inmigración, estará más alineada con los ministerios del interior o de justicia.
En cada situación, la migración tendrá probablemente ramificaciones que conciernan a una variedad de actores a diferentes niveles de gobierno, con los que puede haber una interacción solo esporádica. Establecer una estructura bien estudiada que abarque los distintos ministerios nacionales es, de por sí, suficientemente difícil, pero la migración atañe también, con frecuencia, a otras jurisdicciones de nivel subnacional que cumplen un papel en la concepción y aplicación de la política o las dirigen (véanse más detalles sobre la gobernanza en múltiples niveles en el capítulo 2.8 Integración y cohesión social). Por ejemplo, en el Canadá, la autoridad con respecto a los programas de migración laboral se comparte parcialmente con las provincias, y en el Reino Unido la integración, la educación y la salud están en manos de las administraciones locales.
Los conceptos de la coherencia horizontal y vertical son importantes en este contexto. La coherencia horizontal entre los organismos gubernamentales nacionales es necesaria para garantizar la incorporación congruente de la gestión de la migración en los marcos de políticas pertinentes. La coherencia vertical responde a la necesidad de cooperación y coordinación en el modo en que se determinan y aplican los marcos de políticas entre los actores nacionales y subnacionales. El reto consiste en establecer una coordinación eficaz y una visión común de las relaciones entre las distintas políticas. La determinación exacta de los interesados gubernamentales en una etapa temprana es fundamental. Remitiendo a los ejemplos anteriores, quienes formulen un programa de migración laboral no podrán promover la política de crecimiento económico si no cuentan con la información necesaria sobre los déficits de mano de obra y de competencias; y un ministerio de educación o una autoridad local no podrá saber que necesita una respuesta de política para los menores migrantes si no está informado de que esos menores llegarán a su territorio.
Por separado, los responsables de la formulación de políticas no tendrán necesariamente la posibilidad de definir la infraestructura institucional, es decir, de determinar la distribución de las funciones entre los ministerios o departamentos y los niveles de gobierno. Aun así, será útil que comprendan cómo opera esa infraestructura, cuáles son los mecanismos existentes y cómo pueden ser de ayuda en la elaboración y aplicación de las políticas. Esos mecanismos de gobernanza no requerirán siempre grandes cantidades de recursos. Véase, por ejemplo, el recuadro sobre el patrocinio del Mecanismo de Coordinación Nacional de la Migración de Kenya, en el próximo ejemplo.