Los Estados son los actores principales en la gobernanza y gestión de la migración y poseen el derecho y la autoridad soberanos de determinar quién puede entrar y permanecer en sus territorios, con qué fin y en qué condiciones. Esta autoridad se ejerce por medio de políticas, leyes y reglamentos elaborados y aprobados por el gobierno, y administrados generalmente por un ministerio o departamento específico (véanse más detalles al respecto en el capítulo Etapa 5: Adopción de políticas).
Sin embargo, dado el carácter transversal de las tareas en cuestión, ningún ministerio o institución puede lograr por sí solo una gobernanza y gestión efectivas de la migración. Aunque la regulación de la entrada y salida de personas a través de los puestos de control fronterizo o pasos fronterizos designados es una de las tareas centrales del Estado, la gobernanza y gestión de la migración abarcan un amplio espectro de ámbitos de política, como el trabajo y el empleo, la educación, el desarrollo, la salud y otros. La elaboración de políticas, leyes y reglamentos migratorios exige un esfuerzo de cooperación entre los actores que representan los diversos sectores normativos. Solo de ese modo se logrará que los intereses diferentes y a veces contrapuestos se tomen en consideración y, en la medida de lo posible, se incorporen y armonicen en esas políticas, leyes y reglamentos (véase más información sobre la coordinación pangubernamental en el capítulo Elaboración de políticas migratorias).
Otra consideración fundamental al elaborar políticas sobre la migración es que las dinámicas migratorias no son uniformes en todo el territorio de un Estado. Algunas zonas pueden experimentar más migración que otras, o formas diferentes de migración. Para elaborar políticas y leyes nacionales eficaces, es importante tener una buena comprensión de las características de las dinámicas migratorias y sus implicaciones en todo el territorio. La cooperación entre los distintos niveles de gobierno también es fundamental.
La necesidad de cooperación entre los diferentes ministerios e instituciones a nivel nacional y subnacional queda clara asimismo cuando un Estado tiene que hablar con una sola voz en distintos foros internacionales. Por ejemplo, en un foro internacional de los ministerios de turismo, podría adoptarse el acuerdo de facilitar la entrada de personas reduciendo los requisitos administrativos para los visados. Sin embargo, al mismo tiempo, en un foro sobre seguridad de las fronteras internacionales se podría acordar la introducción de medidas más estrictas para la entrada al país. En otras palabras, si no hay coherencia en las políticas de un Estado, pueden surgir tensiones entre los diferentes ministerios e instituciones, y esas tensiones se reflejarán en los compromisos internacionales.
El riesgo de no hablar con una sola voz está presente también en las diferentes instancias gubernamentales. Esto es observa, por ejemplo, en los debates sobre el papel cada vez más importante de las ciudades en la gestión de la migración. Dado que los migrantes tienden a converger hacia las zonas urbanas, las autoridades locales necesitan responder a esa llegada de migrantes y encontrar las formas de atenderlos tanto a ellos como a la población local. El Mecanismo de los Alcaldes del Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo fue creado en respuesta a la necesidad de “profundizar en las deliberaciones del Foro Mundial reduciendo las brechas existentes entre las realidades locales y los debates de política mundiales, así como entre los migrantes, la sociedad civil y los Estados”. El mecanismo se estableció en 2016, tomando como base la labor del Foro de Alcaldes sobre Movilidad, Migración y Desarrollo (el “Foro de Alcaldes”), un diálogo anual organizado por los municipios para el intercambio de buenas prácticas y enseñanzas entre las ciudades. Este diálogo invita a cooperar en los diferentes niveles de gobierno en el plano internacional, y ayuda a los gobiernos a elaborar y aplicar políticas coherentes.