La obligación de los gobiernos de rendir cuentas de cómo invierten los fondos públicos aumenta la importancia de demostrar los méritos de una política y sus programas. Al formular las soluciones de política, una disciplina útil es el uso de un modelo teórico (modelo lógico) o marco que ayude a articular cómo operarán la política y sus programas e intervenciones, y de qué manera se espera que la política cause el efecto deseado.
La aplicación de la teoría del programa, que se basa en la teoría del cambio, es uno de los enfoques que se pueden utilizar en la formulación de las políticas. La teoría del programa se aplica a menudo en la etapa de evaluación, y es utilizada por los evaluadores como base para medir los efectos del programa. Pero la etapa de formulación de políticas es, lógicamente, el momento adecuado para describir los efectos deseados de un programa en sus beneficiarios, definir qué producirá esos efectos, y describir la intervención que se prevé implementar, además de exponer los elementos que deben darse y los supuestos necesarios para una buena implementación. Si los elementos previstos cambian, por ejemplo, porque no hay suficientes fondos o porque no es posible aprobar una ley, la política tendrá que ser revisada, y la teoría, reformulada. La teoría del programa puede ayudar a los interesados a obtener una comprensión más matizada del cambio que se prevé lograr y por qué. También es útil para justificar el esfuerzo y los recursos dedicados a apoyar la adopción de decisiones sobre la política y solicitar el apoyo de donantes, si es necesario.
A medida que avanza la implementación (véase el capítulo Implementación, seguimiento y evaluación de políticas) y se establece el seguimiento, los supuestos formulados en la etapa de formulación de políticas serán puestos a prueba, por ejemplo, por los parlamentarios o por el examen crítico de los medios de comunicación, o mediante una evaluación formal. Una articulación rigurosa de la teoría del programa, que incluya los cambios de comportamiento previstos en los beneficiarios o grupos destinatarios, será una base útil para las etapas ulteriores de implementación y evaluación.
Es perfectamente posible que las consideraciones de la teoría del programa –la causalidad, los supuestos y las dependencias– se aborden en la fase de determinación y se articulen en la documentación de la formulación de políticas sin referencia alguna a la teoría del programa. Sin embargo, la aplicación de un modelo basado en una teoría puede acrecentar la disciplina, respaldar un análisis robusto y ser una herramienta de apoyo útil en las fases de diálogo con los interesados para llegar a soluciones acordadas.