La enorme mayoría de los desplazamientos causados por desastres se deben a tormentas, inundaciones y sequías (Centro de Seguimiento de los Desplazamientos Internos, 2018). Además, un número creciente de personas se están trasladando a otros lugares debido a los efectos de evolución lenta del cambio climático y la degradación del medio ambiente, y esta tendencia se intensificará probablemente en el futuro (véase más información al respecto en el capítulo Migración, medio ambiente y cambio climático). En 2011, un tsunami desencadenado por un terremoto azotó la costa del Japón, causando la muerte de miles de personas y la fusión del núcleo de algunos de los reactores de la central nuclear de Fukushima Daiichi, lo que hizo necesaria una evacuación de urgencia y creó situaciones de desplazamiento prolongado, reubicación y emigración de las zonas afectadas.
Las sociedades y comunidades de ingreso más bajo son generalmente más vulnerables a los desastres, ya que en términos relativos sufren una pérdida de bienes mayor y tienen menos capacidad de afrontar la situación y recuperarse (Overseas Development Group, 2004). Los fallos del desarrollo pueden aumentar las condiciones de riesgo y la intensidad con que se experimenta una amenaza, o crear riesgos nuevos. Por esta razón, la reducción del riesgo de desastres está íntimamente relacionada con el desarrollo social y económico. Los datos demuestran que las actividades de reducción del riesgo de desastres tienen una relación costo-eficacia mucho mejor que las intervenciones de respuesta y recuperación (Price, 2018). La reducción del riesgo de desastres salvaguarda los avances en el desarrollo y, realizada eficazmente y en combinación con la creación de resiliencia, puede tener un efecto transformador a nivel económico y social.
La planificación de las viviendas y la infraestructura general de los asentamientos humanos que tiene en cuenta el criterio de la resiliencia ante los desastres ayuda a prevenir los desplazamientos causados por desastres. La prioridad 4 del Marco de Sendai se refiere al concepto de reconstruir mejor. La planificación de la recuperación requerida para poder “reconstruir mejor” debería, idealmente, tener lugar antes de los desastres (UNDRR, 2017); sin embargo, lo típico es que se realice después de la crisis, es decir, durante la recuperación y la aplicación de soluciones (OIM, 2018). Véase más información al respecto en el capítulo Soluciones y recuperación.
El principio de “reconstruir mejor” tiene el objetivo de fortalecer la resiliencia determinando y afrontando las causas básicas del riesgo de desastres. Puede contribuir a la diversificación socioeconómica y permitir así a la sociedad absorber mejor los efectos de los aumentos repentinos de la población de migrantes. También contribuye de manera importante a crear asentamientos más inclusivos y resilientes, que no obliguen a las personas a emprender nuevos desplazamientos (International Journal of Disaster Risk Science, 2016). La aplicación eficaz del principio de reconstruir mejor requiere la existencia de sólidos mecanismos de recopilación de datos que informen a las autoridades locales con la mayor antelación posible sobre el número de personas que podrían llegar (OIM, 2017). Las poblaciones móviles, como los desplazados internos, se asientan con frecuencia en barrios marginales y en condiciones de hacinamiento, lo que, a su vez, aumenta su vulnerabilidad a futuros desastres y, por lo tanto, a nuevos desplazamientos o a graves riesgos por falta de protección (Centro de Seguimiento de los Desplazamientos Internos, 2015a).